DE LA ESPAÑA IMPERIALISTA HASTA NUESTROS DÍAS


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El nacimiento del Imperio Español, el primer imperio global, tuvo lugar con el descubrimiento de América y su posterior conquista por los colonos españoles durante el siglo XVI. De esta manera España no solo se alzó como principal potencia del mundo occidental, sino también como la primera potencia de la época.

Durante este primer siglo, Carlos I comienza el reinado de la dinastía de los Habsburgo, bajo el cual España vivió una gran expansión territorial: por un lado, debida a la conquista de territorios americanos y; por otro lado, debido a la coronación como Emperador del Sacro Imperio de Carlos I (como Carlos V), pues también se añadieron territorios europeos a la Corona. Posteriormente, durante el reinado de Felipe II, se llevó a cabo una ansiada unión dinástica que duró sesenta años.

La llegada del siglo XVII, no obstante, trajo consigo numerosas epidemias y hambrunas que acababan con la población y desencadenaron un a profundad crisis social. En contraste, también se presenció durante los siglos XVI y XVII el mayor florecimiento de la literatura y el arte hispano, época conocida como Siglo de Oro.

A inicios del 1700, fue coronado rey Felipe V, de la Casa de Borbón, y al poco estalló la Guerra de Sucesión Española. Felipe V trató de acercar su nuevo reino al modo centralizado y absolutista de su país de origen y para ello llevó a cabo numerosas reformas que mejoraron la economía, aumentando la productividad y disminuyendo de gran manera las epidemias y hambrunas respecto al siglo anterior. Sin embargo, estas reformas no evitaron que España fuera perdiendo progresivamente su poder hasta pasar a ser una potencia de segundo orden a principios del siglo XIX.

El Imperio francés de Napoleón invadió la Península y se inició la sublevación popular que desembocaría en la Guerra de la Independencia Española. Asimismo, más tarde España sufrió las Guerras de independencia hispanoamericanas. En 1873 se proclama la I República, que dura dos años. La Revolución Industrial y el sistema canovista a finales del siglo elevaron el nivel de vida de una clase media que adquirió mayor relevancia frente a la nobleza o el clero, lo que desembocó en revueltas populares, entre las que se consiguió el sufragio universal o el derecho a huelga. No obstante, la pérdida de la gran mayoría de las últimas colonias del antiguo imperio durante el «Desastre del 98» supuso una profunda conmoción en la sociedad española.

En abril de 1931 se proclama la Segunda República. El rey Alfonso XII abandona el país con la intención de evitar una guerra civil que llegaría 5 años más tarde, en 1936. Esta guerra se saldaría en 1939 con la victoria del bando franquista y el comienzo de la dictadura de Franco. España se declaró neutral durante la Segunda Guerra Mundial y, tras la posguerra, vivió un periodo de fuerte desarrollo económico y cierto aperturismo en las décadas de los 60 y los 70.

Al morir Franco, se recuperó la tradicional Monarquía española y las cortes franquistas coronaron rey a Juan Carlos I, nieto del último rey de España (Alfonso XIII). Comenzó así la transición democrática y se aprobó la Constitución de 1978, además de la unión de España a la Comunidad Económica Europea (actual UE) que llevaría a la adopción del euro como moneda oficial en 2002.

Más tarde, en 2008 España se adentró en una gran crisis a causa de la construcción masiva de viviendas y el endeudamiento, que provocó a su vez el estallido de la burbuja inmobiliaria, una crisis bancaria y el aumento del desempleo. Esta crisis se enmarca dentro de la crisis económica mundial de 2008 que afectó a la mayor parte de países del mundo, en especial a los países desarrollados.

A pesar de que la INE haya declarado que la crisis española finalizó en 2014, aún no se han recuperado los valores económicos previos a la crisis.





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