¿Quién es Suiza? Repaso de sus últimos 200 años


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Suiza es un país pequeño de Europa Occidental que supone toda una excepción a la regla del estado-nación. Se trata de un refinado y raro espécimen, nacido de su Constitución de 1874 y puesto a prueba por dos guerras mundiales. A pesar de la abrumadora presencia de instituciones globales y sus alientos para una mayor colaboración internacional, sigue manteniendo su peculiaridad provinciana y única. A continuación, se procederá a realizar un repaso por la interesante historia de Suiza desde hace aproximadamente 200 años atrás hasta la actualidad.

Comenzamos esta historia a inicios del siglo XIX, cuando las tropas francesas invadieron Suiza y establecieron la República Helvética. Esta fue muy breve pues los franceses fueron tan mal acogidos como los austriacos antes que ellos y las derivadas luchas internas obligaron a Napoleón a restaurar la Confederación de los Cantones en 1803.

La neutralidad suiza como se conoce actualmente se declaró en el tratado de paz firmado en el Congreso de Viena (1815). Tras la derrota de Napoleón en Waterloo, se garantizaba la independencia y neutralidad de Suiza. Tras la I Guerra Mundial, Suiza entró en las competencias financieras y económicas de la Liga de la Naciones, pero en ninguna militar.

Durante la II Guerra Mundial, Suiza volvió a declarar su neutralidad y apenas sufrió daños, a excepción del incidente en Schaffhausen, cuando pilotos aliados confundieron dicha población con una alemana y la bombardearon.

Más tarde en 1847, estalló una guerra civil, en la que el ejército protestante abatió rápidamente a los cantones católicos. A pesar de la corta duración del conflicto, el trastorno y los disturbios fueron suficientes para que los pacíficos ciudadanos quisieran establecer una nueva Constitución en 1848, la cual sigue en gran parte vigente tras una profunda revisión en 1874 cuando la aprobación de muchas leyes se sometió a referéndum nacional.

La confidencialidad bancaria fue consagrada por una ley de 1934 y el sector de la banca no ha dejado de progresar desde entonces, gracias sobre todo a la envidiable estabilidad que garantiza la neutralidad.
A finales del siglo XX tuvieron lugar una serie de escándalos que obligaron a reformar el secretísimo sector bancario. Entre ellos, destacamos el sucedido en 1995 cuando los bancos suizos reconocieron haberse quedado con dinero de cuentas inactivas abiertas antes de 1945 y pertenecientes a víctimas y supervivientes del Holocausto, sin haber hecho mucho esfuerzo por encontrar a sus propietarios. Tres años más tarde, se acordó el pago de 1250 millones de dólares como compensación a los supervivientes del Holocausto y a sus familias.

Suiza es, sin duda, el lugar favorito de los ricos para depositar sus fortunas en bancos privados. Por ellos, países con altos impuestos como EEUU, Gran Bretaña o Alemania ejercen tanta presión desde 2009 para que se cambie su ley sobre la banca de 1934, que protege a los titulares de cuentas acusados de evasión de impuestos en sus países de origen.

Los suizos accedieron y en medio de la alegría, Wegelin, el banco más antiguo de Suiza, cerró en el 2013 tras declararse culpable en EE UU de haber asesorado para evadir impuestos. En 2013, Suiza y EEUU firmaron una declaración conjunta que permitía a los bancos suizos cooperar voluntariamente con las autoridades estadounidenses en asuntos de evasión fiscal. En el 2014, el segundo mayor banco de Suiza, Crédit Suisse, se declaró culpable del delito de conspirar para ayudar a la evasión de impuestos durante años.

La era de las cuentas secretas en bancos suizos tocó a su fin, tras casi un siglo, en el pasado año 2018 cuando una nueva legislación entró en vigor garantizando que los datos bancarios serán compartidos con las autoridades fiscales de otros países, siguiendo criterios de transparencia internacional.(Más información aquí)

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